El granuloma acral o la dermatitis acral por lamido se caracteriza por un lamido compulsivo, en un área delimitada, distal en las extremidades, habitualmente por la zona dorsal de carpo y metacarpo, así como la zona dorsal de tarso y metatarso. Normalmente se trata de una lesión aislada (74%) siendo unilateral; solo el 10% implica los cuatro miembros1.
Al inicio se produce una placa oval, firme, alopécica y engrosada. Cuando se cronifica, aparece hiperpigmentación, fibrosis, así como infecciones bacterianas secundarias. El 50% de los microorganismos que causan estas infecciones secundarias son resistentes a antibióticos2.
En el granuloma acral participan numerosos factores, siendo fundamental diagnosticar las causas que originan o perpetuan la enfermedad. Entre estas causas se encuentran problemas dermatológicos (como dermatitis atópica, alergias, intolerancias alimentarias y piodermas profundas), ectoparásitos, neoplasias (de diferente origen), neuropatías, hipotorioidismo, leishmania, esporotricosis y causas ortopédicas3.
Otra de los orígenes del granuloma se debe a problemas de comportamiento, pudiendo darse varias causas a la vez.
Debido a los diferentes factores desencadenantes o perpetuantes, es fundamental un correcto diagnóstico mediante una correcta anamnesis y exploración, realizando las pruebas complementarias necesarias para conocer el origen del problema.
En cuanto al tratamiento, debido la cronicidad del proceso, lo más recomendable es un tratamiento multimodal, incluyendo los antibióticos adecuados dependido de los resultados del cultivo, el uso de fármacos para la ansiedad, así como otros tratamientos en función del origen desencadenante del granuloma acral.
En este caso la terapia láser puede resultar de utilidad como tratamiento adyuvante, ya que uno de los efectos más estudiados es la capacidad de cicatrización4 pudiendo acelerar el proceso en un 30-40%. No solo debemos pensar en tratar el granuloma acral, sino también los factores desencadenantes y perpetuantes de la patología (alivio del dolor neuropático y tratamiento de Leishmania, entre otros) 5,6. Se descarta el uso del láser cuando hay un origen tumoral.
Hay autores que recomiendan el uso de altas dosis debido a la cronicidad del proceso, así como numerosos tratamientos. Siendo la dosis recomendada en estos casos 30-40 J/cm2. Schenedeker y colaboradores publican en 2021 un estudio sobre el efecto del láser en el granuloma acral, donde observaron como el pelo crecía más rápidamente en el grupo tratado con láser comparado con el grupo control, observándose una tendencia a la mejoría de la lesión, pero no siendo significativa comparado con el grupo control7. Posiblemente se deban estudiar más detalladamente los parámetros seleccionados y las dosis empleadas. Otra de las opciones que se podrían plantear de utilidad es la terapia fotodinámica, especialmente para infecciones resistentes, a pesar de que más estudios son necesarios.
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Por lo tanto, DoctorVet se convierte de ayuda para el granuloma por lamido, tanto para el tratamiento de la causa primera como de la lesión. Dependiendo del origen, se seleccionan diferentes protocolos.
Para el tratamiento de la lesión se recomienda la combinación de infección profunda, herida abierta e inflamación. La pieza de mano recomendada es sweeper o de barrido, la técnica de tratamiento barrido en modo no contacto. La agenda de tratamiento es empezar 3-4 veces/semana hasta observar mejoría, empezando entonces a espaciar las sesiones.
En ocasiones son necesarias sesiones de mantenimiento, realizándose 1 vez cada cuatro semanas.
Es importante recordar que, el uso del láser queda contraindicado en caso de que el granuloma acral se relacione con un tumor.
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